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Bolívar. El libertador, cabalgó ¿y cuanto?
Una vida de soledades consecutivas. Primero murió su padre, luego a los nueve años su madre.
A los 20 años queda viudo. A la República la vio desvanecerse en dos ocasiones, poco antes de morir, le toco constatar el asesinato del “Abel” de América. Antonio José de Sucre y tuvo que resignarse a sembrar, momentáneamente, su más preciado sueño: La Gran Colombia. La soledad, la traición y el destierro se convirtieron en su más consecuente compañía hasta su muerte. En Santa Marta, el 17 de diciembre de 1830.
Pero sus glorias resultan imposibles de enterrar. Esa capacidad para hacer frente a los problemas, pese lo que pase en su vida, siempre recuperando la sonrisa y la capacidad de amor, como fue el caso de Bolívar, quien siempre aprovechaba las oportunidades para hacer gala de sus dotes de buen bailarín para alegrar una fiesta o con entusiasmo alentaba a un grupo de hombres semi desnudos y sin armas.
Poseía un talento casi asiático para el disimulo y conocía mejor a los hombres que la mayoría de sus compatriotas. Uno de sus más férreos enemigos, Pablo Morillo, lo describió con admirable respeto “Alma indomable, a quien le basta un triunfo, el más pequeño, para adueñarse de quinientas leguas de territorios”. Esa capacidad que mostraba el Libertador es la resiliencia. Esa capacidad es conocida en la psicología como crecimiento postraumático o resiliencia, un concepto estudiado y divulgado por científicos y psicólogos de la talla de Boris Cyrulnik. Esa capacidad de avanzar después de un golpe importante es el resultado de factores ambientales y rasgos de personalidad.
¿Es posible entonces promover en las escuelas la personalidad de Bolívar? Las investigaciones parecen demostrar que si es posible y nuestra primera tarea para modelar la conducta del Libertador, es reconocer aquellas cualidades y fortalezas que le permitieron a Bolívar enfrentar positivamente las experiencias traumáticas que tuvo en su vida.
Bolívar era optimista, entusiasta y enérgico, así lo demostraba su mirada “El bigote le daba un aspecto sombrío y feroz, particularmente cuando se irritaba. Era un consumado jinete y bailaba valses con pasión”, El alba del bicentenario, Pdvsa y Panorama). Era curioso, se mostraba abierto a nuevas experiencias y de hecho se arriesgo a liberar cinco países del dominio español, presentaba altos niveles de emocionalidad positiva y hacia frente a las desdichas utilizando el humor, la exploración creativa y el pensamiento optimista.
“¿Por ventura, es asunto vano o es tiempo malgastado, el que se gasta en andar por el mundo, no buscando regalos de él sino las asperezas por donde los buenos saben al asiento de la inmortalidad?” Don Quijote.